La tráquea está equipada con un mecanismo de defensa diseñado para proteger al organismo contra la invasión de patógenos. Este mecanismo se denomina aparato mucociliar.
La superficie de la tráquea está cubierta de células epiteliales especializadas, las cuales están cubiertas con estructuras motiles parecidas a pelos llamadas cilios. Localizadas entre los cilios se encuentran células secretoras llamadas células caliciformes. El moco producido por las células caliciformes atrapa los agentes extraños y luego con la ayuda del movimiento unidireccional y coordinado de los cilios, el material es eliminado.
El aparato mucociliar es extremadamente importante en el control de patógenos secundarios (E. coli, Aspergillus sp, etc). La pérdida de cilios (deciliación) resulta en una interrupción severa de las capacidades de defensa del aparato respiratorio. De la misma manera, es importante que el virus vacunal tenga un bajo efecto adverso sobre este importante mecanismo de protección contra enfermedades.
Con la prueba de ciliostasis se evalúa la actividad ciliar de la tráquea.
El efecto de un virus sobre la mucosa traqueal puede ser medido y puede ser evaluado de 2 maneras:
La prueba se lleva a cabo de la siguiente manera:
El porcentaje indica actividad ciliar. Presione sobre cada valor para observar el efecto que una infección por BI puede tener sobre la actividad ciliar. Se considera que la tráquea no está protegida por ejemplo contra infecciones bacterianas secundarias cuando la actividad ciliar es reducida en 50% o menos.